Hoy en día las escasas ofertas de trabajo que existen exigen ser bilingüe en inglés, tener un buen conocimiento del alemán y defenderse bastante bien en francés. El chino es deseable y algunas veces pretenden que se sepa latín. Toda esta capacitación da paso a puestos de trabajo de muy alta cualificación como camarero en McDonalds o jardinero (puestos de trabajo muy dignos y respetables, por supuesto, que nadie se ofenda)
Por otro lado están nuestros políticos. Unos señores que día tras días están, como diría Mariano Rajoy, liados con sus cosas de Europa. Pero estos señores cuyo puesto de trabajo pagado por todos nosotros exige que "parlamenten" continuamente resulta que no saben inglés, ni idea de alemán, nada de francés, todo les suena a chino y para ellos es como si les hablasen en latín. Quizás sea porque realizan las labores de un puesto de trabajo de baja capacitación.
Parece mentira que alguien que lleva en política treinta años no haya sido capaz de aprender lo mínimo para poder entenderse sin la presencia de un traductor. Me imagino al presidente español en el excusado europeo, puesto contra la pared, cuando entra el presidente francés y habla con él. ¿Qué pasa en el caso de que el traductor no tuviera ganas de ir al servicio en ese momento? Que pensará "la Merkel" o "el Obama" cuando se cruzan con un presidente español que no sabe ni decir buenos días en inglés. Menuda imagen. Y esto es aplicable a ministros, secretarios y demás impresentables que dicen trabajar para nosotros.
Ese es el ejemplo que dan a los ciudadanos que, si no dominan siete idiomas y cuatro lenguas muertas, no tienen ni opción a acceder a un puesto de trabajo.
No nos representan.
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